Con las manos en los bolsillos, la chaqueta bien encajada y la cabeza gacha. Deambulando por la calle, el viento sonrojando tu nariz. Pensando en mil y una cosas de vital importancia para ti, o una más de tus tonterías para los demás.
Te sientes triste, inútil, no estas haciendo nada. Ves como pasa el tiempo a tu alrededor, como los demás siguen avanzando, y parece que tú eres el único que se queda estancado, parado y apagado.
Estas harto de esperar, de esperar la oportunidad que no llega. Pierdes la noción del tiempo, no sabes si es lunes o domingo, si es tarde o es temprano, todo por no haber hecho las cosas en su momento. Pero realmente ¿De qué vale lamentarse? si no existe una goma capaz de borrar o siquiera mejorar el pasado. La calle es fría, la gente distante y te sientes solo.
Evidentemente, sabes que no estas solo, y lo que es peor de todo, te gusta estar solo. Necesitas ese tiempo para volver a darle vueltas a tu cabecita pensante y olvidarte de todo lo demás. Te gusta alejarte de la realidad, dejar todo a un lado y pensar en ti mismo, cinco minutos de revitalizante egocentrismo para sacarte una sonrisilla de la cara, o pensar en como sacársela a los demás, mientras te toca esperar.
Quique Jiménez Almagro. AkaJito7