Guárdala en frascos pequeñitos y derrámala sobre todo tu cuerpo cuando la necesites. No te preocupes si lo haces solo o en compañía, siempre es un buen momento para exprimir cada gotita de felicidad que guardes en tu interior.
Estas fuentes que manan alegría, risas y sonrojos. Que dan de beber a quien las busque con el fin de rejuvenecer. Que buscan conquistarte con una mañana de sol, que te atrapan entre aromas y que rompen con la monotonía. Cuídalas porque llegará el momento en el que las eches en falta.
No quieras forzar el “cuándo, dónde y por qué” y procura atesorar una cálida reserva de sonrisas y cómplices miradas para cuando estés falto de cariño. No te preocupes si cuanto más creces más difícil te es encontrarla, ya que si logras dar con ella, el beneficio será aún mayor.
Sobre todo recuerda que la felicidad no es el objetivo, si no una forma de alcanzar éste último.
Quique jiménez Almagro, @AkaJito7
martes, 20 de marzo de 2012
martes, 6 de marzo de 2012
Como un niño enjaulado
Aquí sigo yo, escuchándote piar. Apoyadito en mi ventana con la mirada perdida en las nubes blancas, mientras escucho tu sonora melodía. Me encanta y te quiero para mi, tan chiquitín, con esos colores tan bonitos y esa capacidad para dejarme encandilado con tu canto.
Si realmente lo hiciera, el tenerte aquí conmigo en mi cuarto, ¿Qué clase de monstruo sería? Evidentemente no te faltaría la comida más cara de la pajarería, y no tendrías que beber de esos asquerosos charcos de la urbe, tendrías tu biberón de agua clara todos los días a tu disposición. Pero no serías el de siempre.
Me gusta escucharte en la rama del árbol del parque, poder verte al lejos y reconocer tu canto de entre los demás pájaros del lugar. Me gustas libre, bello, radiante de felicidad. ¿Qué ganarías si te encierro en una jaula? Estarías triste, apagado, se te ennegrecerían los colores y seguro que perderías tu canto. No te gustaría el no tener más que dos palitos donde saltar, sin poder estirar las alas, sin poder acompañar al resto de la bandada en la rama. A diferencia de mi, tú eres libre y si algún día te pierdo, ¿Qué le voy a hacer? Prefiero que puedan disfrutar contigo más niños como yo, a enjaularte en un acto de egoísmo y que acabes muriendo triste y solo, en una jaula de barrotes de oro.
Quique Jiménez Almagro, @AkaJito7
Si realmente lo hiciera, el tenerte aquí conmigo en mi cuarto, ¿Qué clase de monstruo sería? Evidentemente no te faltaría la comida más cara de la pajarería, y no tendrías que beber de esos asquerosos charcos de la urbe, tendrías tu biberón de agua clara todos los días a tu disposición. Pero no serías el de siempre.
Me gusta escucharte en la rama del árbol del parque, poder verte al lejos y reconocer tu canto de entre los demás pájaros del lugar. Me gustas libre, bello, radiante de felicidad. ¿Qué ganarías si te encierro en una jaula? Estarías triste, apagado, se te ennegrecerían los colores y seguro que perderías tu canto. No te gustaría el no tener más que dos palitos donde saltar, sin poder estirar las alas, sin poder acompañar al resto de la bandada en la rama. A diferencia de mi, tú eres libre y si algún día te pierdo, ¿Qué le voy a hacer? Prefiero que puedan disfrutar contigo más niños como yo, a enjaularte en un acto de egoísmo y que acabes muriendo triste y solo, en una jaula de barrotes de oro.
Quique Jiménez Almagro, @AkaJito7
jueves, 1 de marzo de 2012
Caminito del sol
Acaba con tus temores, ríe a carcajadas con la boca bien abierta, lánzate al vacío con decisión hacia adelante, bébete el mundo, besa, disfruta lo vivido y lo que te queda por vivir, baila y cambia tu actitud, recuerda que la actitud siempre vence a las circunstancias.
Atrévete a decir más el “sí” y que te cueste decir que “no”, planea un viaje que no vayas a hacer, córtate el pelo sin miedo o déjatelo más largo que nunca. Cambia, evita la monotonía, diviértete, escucha una canción hasta que te aburras, exprime cada paso que des, no tengas prisa por vivir y piensa que lo que hagas ahora lo recordarás mañana. Lee, aprende, nunca dejes de cultivarte. Escucha a los demás y después haz lo que te venga en gana, no pienses en el qué dirán ni el cómo me verán porque lo único que buscan es que vuelvas al rebaño de la rutina. Haz que tus mayores piensen que eres un rebelde y que los pequeños te quieran imitar.
Salta, sonríe, enseña los dientes, saca la lengua, da y recibirás. No te quemes los ojos con el ordenador y sal a la calle. Haz el indio, cuenta chistes, escucha, atiende, haz un avión de papel con las malas noticias del periódico y lánzalo por la ventana. Sueña y despiértate con ganas de convertir esa historia en una realidad. Abre tu mente y acaba con los prejuicios, convierte en oro lo que reluzca y llama a un amigo por teléfono para tomar un café la aburrida tarde del domingo. Saca aquello que llevas guardadito en tu cabeza y grita.
Disfrázate, píntale la cara a alguien de colores y deja que te la pinten, hazle burlas al espejo, suelta al niño escondido en tu interior y deja que disfrute.
Quédate solo y llévate las manos a la cabeza, escribe, disfruta de tu compañía y cuenta un cuento. Haz trampas y pierde, gana y comparte. Deja que hablen de cómo harías mejor algo y deja que se molesten cuando vean que sigues haciéndolo igual de bien a tu manera.
En definitiva vive, que cuando te des cuenta volverá a hacer frío, volverá a llover y serás un año más viejo. Otra cosa no, pero lo único que no vas a poder recuperar en tu vidas será el tiempo.
Quique Jiménez Almagro, @AkaJito7
Atrévete a decir más el “sí” y que te cueste decir que “no”, planea un viaje que no vayas a hacer, córtate el pelo sin miedo o déjatelo más largo que nunca. Cambia, evita la monotonía, diviértete, escucha una canción hasta que te aburras, exprime cada paso que des, no tengas prisa por vivir y piensa que lo que hagas ahora lo recordarás mañana. Lee, aprende, nunca dejes de cultivarte. Escucha a los demás y después haz lo que te venga en gana, no pienses en el qué dirán ni el cómo me verán porque lo único que buscan es que vuelvas al rebaño de la rutina. Haz que tus mayores piensen que eres un rebelde y que los pequeños te quieran imitar.
Salta, sonríe, enseña los dientes, saca la lengua, da y recibirás. No te quemes los ojos con el ordenador y sal a la calle. Haz el indio, cuenta chistes, escucha, atiende, haz un avión de papel con las malas noticias del periódico y lánzalo por la ventana. Sueña y despiértate con ganas de convertir esa historia en una realidad. Abre tu mente y acaba con los prejuicios, convierte en oro lo que reluzca y llama a un amigo por teléfono para tomar un café la aburrida tarde del domingo. Saca aquello que llevas guardadito en tu cabeza y grita.
Disfrázate, píntale la cara a alguien de colores y deja que te la pinten, hazle burlas al espejo, suelta al niño escondido en tu interior y deja que disfrute.
Quédate solo y llévate las manos a la cabeza, escribe, disfruta de tu compañía y cuenta un cuento. Haz trampas y pierde, gana y comparte. Deja que hablen de cómo harías mejor algo y deja que se molesten cuando vean que sigues haciéndolo igual de bien a tu manera.
En definitiva vive, que cuando te des cuenta volverá a hacer frío, volverá a llover y serás un año más viejo. Otra cosa no, pero lo único que no vas a poder recuperar en tu vidas será el tiempo.
Quique Jiménez Almagro, @AkaJito7
Suscribirse a:
Entradas (Atom)