¡Paula me recordó que tenía este blog olvidado! Lo retomo con un cuento de mi cosecha, "Cerezo in made."
Degradante.
Se oyó un ¡Plof! al caer desde tanta altura hasta el agua.
A pesar de que las olas pudieron amortiguar el golpe, desde el fondo todos los allí presentes pudieron sentir la entrada de aquel objeto tan extraño en sus profundidades.
De un color marrón cristalino, resistente a primera vista y desprendiéndose de una extraña piel colorada y sin escamas, esa nueva caverna de pequeña abertura y amplia habitación no parecía tener muchas ganas de abandonar el sitio que se había afianzado en el fondo del mar acostado sobre la arena, mientras que los que se encontraban más cerca huyeron raudos, veloces y asustados por aquel meteorito caído de la superficie.
Un pececillo fue el primer valiente en introducirse en aquel nuevo objeto, le pareció bastante amplio por dentro a pesar de tener una entrada realmente estrecha, y no dudó en invitar a sus amigos a introducirse, ya que aquella extraña gruta resultaba para ellos una novedad. Parecía similar a una caracola y desde su interior se podía ver el exterior de un dorado color.
Acababa de expulsar más de lo que pesa su cuerpo en tinta, horrorizado ante la posibilidad de acabar su corta vida en los sucios y desiguales dientes de aquella morena, un pulpo batía sus tentáculos enérgicamente para intentar despistar a su cazador.
Cuando parecía que la había despistado, este pequeño pulpo divisó algo brillante recostado en la arena, a pesar de que a simple vista no le parecía un lugar seguro, se introdujo sin pensarlo cuidadosamente en aquella acristalada cueva, ya que podría ser su última esperanza. Al esconderse completamente, el pulpito observó el exterior, podía verlo con nitidez, pero se sentía seguro allí dentro, más aún cuando vió a la morena que le había persegido pasar de largo y esperar desde otra gruta a alguna que otra nueva presa que le sirviera de almuerzo.
Alguna que otra alga ya se había aderido a su escondite, y le pareció que éste llevaría bastante tiempo allí, las paredes se habían quedado algo translúcidas con el tiempo y quizás podría haber mermado en grosor, ya que su superfcicie le pareció algo irregular y cambiaba según que corriente le pudiera haber afectado. El pulpo salió de allí y no volvió, sabía que eso no era obra de su querido océano y no podría augurar nada bueno.
Unos años después, un cangrejo aventajado en años conocía el extra-marino objeto que nunca volvió de donde procedía, que se había mimetizado con el ambiente, cubierto de algas, moho y algún que otro mejillón. Compartió sus conocimientos con todo el que nadase por allí y que tuviera ganas de prestar un poco de atención.
Comentó que unos seres de más allá de la superficie crearon aquel extraño objeto para darle mil usos, podía servir como medio de comunicación entre náufragos que desahogaban su soledad dejando un trozo de papel dentro, había visto diminutos barcos dentro de estas, o rellenas de agua de colores, de mil formas distintas y de distinta fuerza, contó que vió como un gran pez desgarró una de estas de un mordisco, aunque era mucho mas transparente, flotaba sobre la superficie y no tenia ese color marrón que la hacía parecer irrompible.
Pero la mayoría, cuando quedaban vacías, caían al mar, ya sea por descuido o ganas de darle un nuevo hogar a algún pez. Con suerte, alguna se veía arrastrada por la corriente que fuertemente chocaban contra grandes piedras quedando destrozadas, para después acabar en el cubo de algun niño pequeño con forma de cristalito pequeño, redondo y bonito, aunque estas eran las de menos, ya que el resto descansaba olvidada durante miles de años en el fondo del mar.
Cerezo in Made, "Degradante" cuento completo.
Lo podéis encontrar a cachitos mas cómodos de lectura en mi Tuenti.
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